Las grandes ganadoras de las elecciones de mayo 29 fueron las mujeres. Si bien Íngrid Betancourt, la única mujer candidata a la Presidencia, cuyo programa era aterrizado y coherente, no pudo conquistar al electorado femenino quizá porque la coalición del Centro Esperanza se canibalizó con irreconciliables egos, los dos candidatos, Gustavo Petro y Rodolfo Hernández que eligieron tener una mujer como su vicepresidenta triunfaron en la primera vuelta y se tendrán que disputar la Presidencia el 19 de junio.
Las mujeres votaron masivamente, se las vio haciendo cola, amas de casa, señoras mayores con bastón y silla de ruedas y aquellas cuyas edades son indescifrables. La gran decepción fueron los jóvenes que se trasnocharon en el internet y no votaron.
Tanto Francia Márquez como Marelen Castillo, cada una dentro de su posición ideológica, son mujeres que representan el nuevo siglo, no son las hijas de, las esposas de, ni las mozas de. Ambas son menores que lo que serían los presidentes. Son profesionales exitosas, Francia es abogada y Marelen es ingeniera industrial. No son ni de Bogotá ni de Medellín sino del suroccidente del país.
Francia es líder social que se ha hecho camino desde los pueblos mineros del Cauca, defendiendo los territorios ancestrales de su comunidad y combatiendo los hábitos de destrozo ambiental de la minería. Ha ganado premios como el Goldman Price, el Nobel del medio ambiente. En el 2018 fue escogida por la BBC como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo. Su tesis de Derecho de la Universidad Santiago de Cali: ‘Violación del Derecho Fundamental a la Consulta Previa como una manifestación del racismo estructural en Colombia’, fue laureada.
Marlene es una académica, hecha a pulso, del barrio la Base en Cali, hija de una modista de Buenaventura y un funcionario público pensionado.
En el 2017 terminó un doctorado en educación virtual en Nova Southeastern University, en Florida, Estados Unidos. Se ha desempeñado con éxito en instituciones de renombre como la Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium y con la Corporación Universitaria Minuto de Dios, Uniminuto, fundada por el padre Rafael García-Herreros en los años 90. En esta última ha ocupado diferentes cargos inclusive la rectoría virtual y a distancia. Antes de que Rodolfo Hernández la llamara como su candidata vicepresidencial se desempeñaba como directora de Iniciativas Estratégicas de la Uniminuto y en las dos universidades del exterior en las que estudió se vinculó como docente de cátedra a distancia.
Ninguna de las dos ha ocupado puestos de elección popular o ha formado parte de Gobierno alguno. En ambos casos y como ellas admiten, Dios no lo quiera, podrían tener que asumir la presidencia. En el momento hipotético en que algo le ocurriera al presidente, que puede ir desde enfermedad, fallo judicial y hasta fallecimiento, una mujer podría llegar en un futuro no muy lejano a la Presidencia.